Un nuevo adiós se suma a la pila de los ya dichos. Quedé atrapado por el invierno en la Patagonia por casi dos semanas y ahora, por avión, única forma que encontré de salir, iré al centro de Chile. Vos maestro y amigo, aunque tienes tu casa y familia fuiste a quién me llevé por asalto ayer a las lagunas que rodean al Paine. Quise hacerlo por que de vos no sé hace mucho y te recuerdo a mi lado durante esa etapa dura a finales del colegio, que me hacía arder de furia e inconformidad y que también me puso contra las cuerdas de dónde vos y Fonsi me sacaron. Además muchas veces compartimos escenario en obras de teatro y supimos sobre monólogos que luego discutíamos. Hoy necesito eso.
Ahí estás ya, comiendo arequipe de la cafetería del colegio mientras servís un tinto y yo ahora que tengo edad, hago lo propio con una cerveza. ‘¿Quién diría que soy yo el primero que se quedó calvo profe?’ digo mientras vos prendes el equipo y suena “En la ciudad de la furia” de Soda Stereo.
Volveré en primavera a Natales con la promesa de dos empleos que me ayudaran a equilibrarme económicamente y que, además me permitiran seguir conociendo gente. Particularmente esa ha sido la mejor parte de esta aventura.
Llegar a Puerto Montt traerá nuevos paisajes. Se aproximan nuevos cambios como siempre en cada nuevo lugar al que llego, eso me emociona y me cuestiona al mismo tiempo, ¿en qué quieres convertirte?
Quiero ser un nómada y poder usar la ilustración, la fotografía y la escritura para hacer de este proyecto de vida algo sostenible. Es lo que me repito en mi cabeza y de alguna manera siempre se conecta con otra pregunta ¿te volverás a asentar? Oigo una gran voz que grita que no quiere hacerlo. Otra voz dice suavemente que sí, pero al oír los gritos de la contra parte, se queda en un silencio hasta extraño, casi soberbio. Tal vez lo haga, si y de seguro será con alguien, pero no pronto.
Vos ahí con esos grandes ojos como platos te quedaste callado hace un rato contemplando la foto de ese hijo que ya creció y que tanta dicha te ha traído. Me parece ayer cuándo con lágrimas en los ojos me decías que querías ser papá y que pensabas tal vez en que la vida te había puesto en una situación en la que eso no sería posible.
-¿Qué querrá ser él cuándo crezca? Dices de repente. ¿Ya habrá nacido quien lo acompañará en el viaje de la vida? El guión ya está escrito, improvisa y goza el parlamento, no hay de otra.
He encontrado en este viaje a muchas parejas, sobre todo europeas viajando por estas tierras. Aprovechan sus largas vacaciones para convivir en carpas u hostales con sus parejas y ver “si funciona”; también están los que llevan poco tiempo y más bien viven la luna de miel inicial. Otros se dedican solo a aprender español y vivir, solo eso, porque dicen que a veces la vida allá, puede ser tan perfecta que aburre.
Y entonces viendo a tanta gente que viaja acompañada,trato de recordar cuántas veces lo hice yo y no paso de cuatro en la memoria. Tal vez se me escape alguna y sin embargo, pienso que por primera vez en mucho tiempo, no me estoy desgastando la vida haciéndome ilusiones antes de tiempo con mujeres que al final se volvieron recuerdos de esperanzas. Viendo en retrospectiva, eso era, alguien que se pintaba pajaritos en el aire a si mismo, se vendía y acaba enamorado de las expectativas y no de la realidad y podría decirse que no me dejaba conocer tal cual como era a la mujer que para entonces me acompañara. Ojalá esto no lo lea ninguna ex novia. Nos reímos y veo en tu cara que a esto ya lo ves ajeno pues, encontraste “la chica ideal” y eres feliz. Me alegra profundamente.
Empiezo a darme cuenta que tenía este afán constante de probar o probarme algo entregando todo por otra persona y claro, con un millón de fallas, cientos de errores como cualquier otro. Han pasado meses ya desde que todo acabó con Andrea y me da gusto encontrar que ya ni recuerdo la historia. Ya ni puedo contarla, lo intenté y no pude y eso me agrada. Pensé que volvería a las andanzas previas ciertamente, pero no fue así. Romper con ese ciclo en parte también me puso a andar el espíritu gitano, marinero de ir de lado a lado y aquí estoy. Entender cómo veía yo esa dichosa palabrita llamada “amor”, y ponerlo en papel me dejó ver toda la reseteada que el cassette estaba pidiendo. Creo que comienzo a entender cuándo mis amigos cercanos me hablaban de un tiempo solo. Entendía ese “solo” como “no novia” pero ahora está tomando otra dimensión. El “solo” se volvió un enamórate de tu propia existencia y olvida tu necesidad de entregar todo lo que tienes. Cuántas veces me lo dijiste y no supe entenderlo hasta ahora. Pensaba que ya estaba enamorado de la vida pero joder, viendo tanta cosa que he podido vivir en estos casi dos meses, veo que estaba era apenas entusiasmado.
Bebes un sorbo de tinto.
Ya he escrito varias veces en las paredes de la bóveda de mi cabeza donde estoy archivando todos estos recuerdos, que “la felicidad solo es real cuándo es compartida”, pero allí, sentado con “ella”, diminutos frente a ese lago verde azul y un sol que imponente se perdía entre rojos y naranjas trás las mismísimas Torres del Paine, pude entender que compartir con una mujer, tal cual lo que quiero en este momento, no requiere de un compromiso, de un lazo, de un intento, de una esperanza o de ilusiones. Tampoco depende de un beso, de una mano o un abrazo y ni siquiera de amistades muy antiguas. Depende solo de ser capaz de conectarse con el otro en ese momento perfecto, en ese lugar correcto y sin necesidad de tocarse un dedo, voltearte y ver que hay otros que en silencio también aman apreciar una cosa tan simple como ver al sol caer con la misma intensidad y que eso no significa que hay algo más allá de esa conexión de segundos. -Suena simple ahora que lo veo escrito por mi, pero ah que me costó- digo, y vos te tiras una de esas carcajadas macabras que en el colegio te hacían famoso.
Imagino a varios amigos con sus ojos como platos al oírme decir esto. Saber que el que conocieron está muriendo si es que no lo hizo ya y que él que se está armando, ni siquiera intentó proponer que el momento cambiara. Estarán los incrédulos y algunos que tal vez ya dejaron de leer y yo que releyendo esto también me sorprendo pero, supongo es así, replantearse uno mismo tiene esos efectos y esa frase mi amigo es tuya pues, cuando tuve que pelear legalmente por mis derechos en contra de mi padre, me repetías constantemente que forjarse en situaciones duras te obligaba a crecer y a replantear el equipaje que querías cargar para el resto de la vida.
Desarmarse, desaprender, aprender, recordar, olvidar, entender, todas palabras que se van retomando en un viaje así y que pueden llegar a ser tan opuestas entre sí. Limpiarse, pulirse, brillarse, lustrarse, peinarse, despeinarse, perfumarse, vestirse, engalanarse, aprenderse, reconocerse, palabras de cosas que haces a diario superficialmente y que en realidad, son aplicables a lo más profundo de lo que vos mismo podés llegar a ser.
Recuerdo haber discutido muchas veces con amigos y hasta con vos, si era mejor viajar solo o acompañado.
Siempre he defendido que ir sin esa seguridad que te da lo conocido, meterte en otra cultura y enfrentar nuevos países, es algo que se debe vivir pues la libertad y la belleza que dan el que nadie te conozca, son cosas demasiado bellas para dejarlas pasar por que “no hay con quien”.
Nadie puede negar que al ser humano siempre le ha gustado vivir libre y que esa libertad nos llena de dicha pues también la asociamos con la huída de la ley, la opresión y las responsabilidades. Negarse eso por falta de compañía, sería condenarse uno mismo.
Viajar solo es enfrentarse a dejar la pena, la timidez, la vergüenza. Es admitir que te perdiste y que no te las sabes todas y pedir indicaciones; es ser honesto cuando dices “te extraño” y humilde para admitir que fracasas; es estar en un lugar hermoso y tener los huevos de voltearte y mirar a los ojos a esos demonios que gritan en la cabeza y dominarlos sin ayuda; es querer encajar el mundo en el marco de una foto por que sabes que si no lo tienes, tendrás a quién contarle luego sobre ese lugar que te cambió y quisieras que también lo experimentara; es como lanzarse al mar creo, pues aunque no sé mucho del mar, sé que puede golpear duro con cada ola o muy suave igual que la vida, y verte ahí, minúsculo en las más primitivas condiciones enfrentando la sorda y dura piedra del camino con las propias manos y cabeza. Es entender que con esa piedra o te golpeas con ella o la esculpes y la vuelves la entrada del puerto y no hay otro chance; es enfrentar la angustia de no ver la cima y el júbilo de llegar a ella.
Creo hoy con mayor firmeza que viajar solo es la mejor forma de medir tu propia fuerza, mental y física, pues en la vida no es importante ser fuerte sino sentirte fuerte y aquí o lo logras o te devuelves a casa. -Creo que esa fuerza viene desde aquel entonces-dices. Yo también lo pienso.
Claro que es delicioso tener con quien hablar, y armar planes y los hoteles todo incluido y el abrazo junto a la chimenea y el armar álbumes de fotos compartidos y planear el año siguiente y su nuevo destino, de eso no hay duda. Pero así siempre habrá manera de viajar. Parejas, familiares y amigos siempre habrán con ganas de viajar y hay que hacerlo con la misma intensidad que hay que vivir un paisaje nuevo luego de empacar tu casa en una maleta y tener solo a esa voz en tu cabeza para por primera vez en mucho tiempo, tratarte como tu amigo.
¿Viajar con alguien? ¿Viajar solo? ¿Asentarse? ¿Nómada? Ya la vida te dará ese copiloto.
Y vos preguntaste mientras servías otro tinto ¿Dónde estás? Aquí, dije. Y seguiste con un ¿Qué hora es? Ahora, respondí. Luego cuestionaste ¿Quién eres? Este momento, grité. Y el tinto se hizo shot de café y sonó la campana, el recreo terminó.