Avada Festival
Pagos
Avada Festival

Oh-Porto!

Por: Morphart

Información útil

Dónde quedarse:

Tattva Hostel

tattvadesignhostel.com

Rua do Cativo 26 – 28, Oporto 4000-060, Oporto, Portugal.

Dentro de los primeros cinco hostales del mundo. Ordenado, limpio y muy bien ubicado. Además tiene buenas tarifas. El salón social es grande, la cocina es espaciosa, y el equipo está siempre presto a dar información y ayudar a ubicarse en la ciudad. Interesantes actividades diarias para la integración. El ambiente entre los huéspedes fue lo mejor que encontramos en el país pues además hay juegos e instrumentos musicales que favorecen la integración de los viajeros.

A tener en cuenta en Oporto:

  • Dependiendo de la temporada puede ser muy lluviosa
  • Es una ciudad empinada, nada de zapatos fashion, solo comodidad.
  • Las calles no son muy rectas, no pierdas el mapa.
  • Mucho cuidado con los objetos personales.
  • No pidas muchos platos en los restaurantes. Las porciones son muy grandes y vas a terminar desperdiciando comida.
  • Es una ciudad muy pequeña, dos días a buen ritmo caminando bastarían.

Lugares Clave en Oporto:

  • Livreria Lello
  • Museo de fotografía
  • Tour de vinos Sandeman
  • Mercado central de Oporto

Carta abierta

Querida música:

Se verá raro de seguro que se escriba una carta para ti, sin embargo si algo o alguien estuvo y ha estado presente -aparte claro de las personas que cuando estamos lejos siempre extrañamos- has sido tú.

Desde Lisboa llegamos en tren, de esos que Europa son míticos por los paisajes. La temperatura era más baja y las calles más empinadas de aquellas que recorrimos en la capital. Por el cansancio las maletas parecían pesar más y aún así, estaba claro esta sería hasta ahora la marcha más larga con el equipo al hombro.

Despedirse de los nuevos amigos en la capital, viajeros que conocimos en el hostal y del equipo de trabajo del lugar, no fue tarea sencilla, tampoco corta y por eso, música te tuvimos tan presente desde el comienzo, por que fue tu llamado quien nos mostró que los caminos siempre están para volver a cruzarse en la vida. Llegar a la recepción del hostal, entrar las maletas y mientras pedimos un mapa oírte en las voces alegres de un grupo al otro lado de una pared. Un acercamiento con sigilo para ver a quién pertenecían los cantos y sorpresa, Theo, un francés que conocimos en Lisboa estaba ahí, entre el grupo, guitarra en mano coreando canciones como en un campamento de verano. La sorpresa llevó a los abrazos y de ahí a conocer uno a uno los nombres: Alejandra de Argentina, Pierre de Francia y Kenny de Alemania que a todo pulmón coreaban “let it be”.

Y entonces los planes cambiaron. Cocinamos en el hostal, compartimos y en cuestión de minutos armamos un grupo de esos con los que sabes, todo será diversión y alegría. Guitarra en guardia siempre, planeamos la mejor manera de pasar la noche de fiesta. Unos minutos después el grupo creció cuando se unieron Martyna de Polonia, Martina de Italia y Teresa de Italia.

Sonaste en cada calle, entre bandoneones, bares, callejones y en los entusiastas ya con tragos que caminaban por las empinadas calles. “Down by the river” de Milky Chance se vino a mi cabeza como banda sonora de aquel momento, creo incluso haberla tarareado.

Terminamos bailando hasta la madrugada extraños sonidospara estas latitudes, sonidos latinos y propios de mi país. Supongo que la raíz no se pierde por más que te alejes de casa y esos ritmos simplemente generan algo en la sangre que hacen que los pies se muevan.

Luego de salir del sitio que cerraron muy temprano para el gusto de todos, comenzamos a caminar por la calle y fue entonces que vimos eso que vale la pena escribir en una crónica de viaje: reunidos, cantando en una lengua desconocida, con túnicas negras, uniformados, un gran grupo de jóvenes se reunía en una de las plazas de la ciudad. Curiosos -aunque nerviosos- nos acercamos y jugando a ser reporteros, comenzamos a entrevistarlos solo para saber a qué se debía tanto alboroto.

La tradición viene desde el siglo XIV. Usan un traje para simbolizar a los clérigos de la época, un chaleco para destacar a la clase alta y una capa que usaban los campesinos de las clases menos favorecidas. Todo junto es un atuendo que buscaba mostrar entre los estudiantes que al estar en la universidad, todos eran absolutamente iguales. La ceremonia que presenciamos era un paso de conocimiento a las nuevas generaciones pues tienen jerarquías y al pasar los años de facultad, los rangos también cambian.

Día visitar con las señoritas de Italia la Livreria Lello, que inspiró parte de los escenarios de Harry Potter, lugar incluso en el que J.K Rowling trabajó. Durante el desayuno conocimos a Anna, una fotógrafa aficionada y la banda para salir a caminar sin detenerse por las colinas de la ciudad estaba lista. Era un día para ser feliz en Oporto, y entonces además de la biblioteca, corear por las calles, tomar vino en un tour que valió la pena hacer, almorzar en el mercado central y regresar al hostal a preparar comida colombiana mientras de nuevo tú, música sonabas desde una guitarra.

La falta de ritmo y no saber tocar un instrumento siempre me han causado algo de tristeza, sin embargo, aquí no se trataba de crear un concierto sino de pasar un rato y entonces, Baishali de India dijo que podía cantar… el grupo quedó completo y el resto de días y noches se nos fueron felices y alegres. Rapeamos, coreamos, jugamos a hacer voces, grabamos videos, tomamos fotos, todo por que la música tiene ese extraño poder de unir lenguajes omitiendo idiomas.

Cayó el aguacero que no podía faltar al visitar la ciudad. Por fin un día de descanso, aunque obligado. Pedí a Alejandra y a Pierre me dieran un regalo de cumpleaños. Grabamos mi canción favorita, la única que en la vida he pedido a un músico de verdad que me enseñe a cantar, la única que podría decir me hace sentir como si supiera hacerlo, así comenzó esta nueva vuelta al sol, o bueno, la previa pues…ya te vemos Barcelona.

Otros artículos

Ir a Arriba